¡El planeta arde!: La ONU revela que el calentamiento global causaría canículas en el mundo

Si el calentamiento global de la tierra alcanza el umbral de más 2 grados Celsius, un cuarto de la población del planeta vivirá canículas al menos una vez cada cinco años, según datos arrojados por un proyecto de informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dado a conocer antes de la Conferencia Internacional del Clima (COP26) que inicia en Glasgow (Escocia) el 31 de octubre.
Esto se puede ver en diferentes lugares del mundo. Desde el Valle de la Muerte hasta las orillas del Éufrates, pasando por el subcontinente indio, el calentamiento global hace insoportable la existencia a millones de habitantes.

En este desierto con algunos arbustos, el termómetro a registrar hasta 54.4 grados Celsius en dos años consecutivos, temperaturas nunca registrada por los instrumentos de medición modernos.
Tan solo en el mes de julio de 2021 fue el más caliente jamás vivido en el mundo, según la Organización Meteorológica Mundial.
En el otro extremo del planeta, bajo la “cúpula de calor” que impactó a Canadá este verano, Rosa se desesperaba en Vancouver.

La canícula
La canícula es un periodo que comprende 40 días en donde el termómetro podrá registrar hasta los 40 grados Celsius y las lluvias pueden presentarse con menor frecuencia; ese periodo de calor ocurre año con año en verano; entre los meses de julio y agosto.
Cuál es el impacto del calentamiento global?
Sin reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el calentamiento global “será más habitual” todavía, afirma Zeke Hausfather, climatólogo del Breakthrough Institute.
El aumento de temperaturas vinculado al “efecto invernadero” implica a su vez un aumento de la frecuencia y la intensidad de las sequías, los incendios, las tormentas y las inundaciones. Y también una multiplicación de canículas devastadoras para la agricultura y mortales para el ser humano.
Los beduinos siempre han convivido con este calor asfixiante.
Nayef y su padre Saad laboran en el desierto de Nefud en Arabia Saudita, donde crían camellos desde hace generaciones. A pesar de la calma de Nayef al Shamari, el modo de vida de estos beduinos puede verse en riesgo.
Las marismas de Mesopotamia en Irak, entre el Tigris y el Éufrates, allí donde la leyenda ubica el jardín del Edén, también corren peligro.
“Las temperaturas elevadas, superiores a 50 grados, tienen consecuencias para los peces, los animales, los habitantes y el turismo”, dice el propietario de una barca, Razak Jabar, avanzando lentamente en medio de un curso de agua. Con resignación, explica que deberá irse.
Estos desplazamientos forzados desde zonas rurales generan nuevos desafíos.
Ante la urgencia, se multiplican los llamados a actuar.
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